¿Quién puede resistirse a la exquisita fragancia de un pan cuando está siendo cocinado? Es una fragancia tentadora, atrae paladares y despierta todos los sentidos. Si la panadería se encuentra en una ruta que se transita con frecuencia esta tentación se vuelve totalmente inmanejable.
El aroma del pan horneándose despierta el apetito a
cualquier hora del día. Sea en la mañana o en la tarde se quiere acompañar
con una deliciosa taza de café con leche, o con una gaseosa como es común en mi país.
¿A quién no le ha pasado que la tentación es mucho más
fuerte que la voluntad, e indudablemente hay que salir por pan recién horneado? Es
toda una delicia ¡verdad que sí!, pero durante el trayecto no es sencillo resiste el delicioso aroma, la bolsa de papel calientica y a través del
papel se percibe fácilmente lo crujiente que se encuentra el pan. La tentación
es tan grande, que no queda otra que partir un trozo llevarlo a la boca! para disfrutarlo
durante el camino.
Pero todo este delicioso placer se puede romper en el
momento en que el trozo de pan llega a la boca y siente que no sabe a nada o
que la masa no es gustosa al paladar. Entonces la pregunta del millón sería ¿a qué
se debe a que algunos panes que se destacan por ofrecer sabores neutrales y a la vez agradables, en algunas oportunidades son panes simples con masas muy apretadas?
Los panes por lo general por su naturaleza son de masa simple, solo desarrollan sabores naturales, y de esta forma es como se prestan para acompañar
infinidad de platos sin llegar alterar el sabor de los platos principales.
El secreto radica en el tiempo que se deja en reposo la masa,
más el tiempo de fermentación. El tiempo de reposo es fundamental ya que cuanto
más tiempo se va a conseguir que los ácidos orgánicos se desarrollen muy bien
lo dice el experto en panadería Xavier
Barriga a EFE. A la vez permitirá que durante el momento de la horneada el
aroma a pan sea mágico.
Al dejar la masa en reposo se consigue también que la masa
descanse, crezca y respire. El tiempo de fermentación puede ser aproximadamente
de 12 horas, pero esto ya depende de las preferencias del panadero. Esto sucede con los panes que son
trabajados artesanalmente, son cocidos al horno y pasan por procesos de
fermentación. Son panes que no llevan en su preparación ingredientes
prefabricados, como sí sucede con los panes industriales, que además, su
proceso de preparación es diferente.
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